Las plantas tienen 15 sentidos más que nosotros y hablan su propio lenguaje
por
Laura Vidal
Pero eso no es todo: también las plantas se transmiten continuamente información entre sí y se comunican con otros organismos, como los insectos. No es difícil pensar ejemplos de sustancias que las plantas fabrican solamente para manipular el cerebro de otras especies, como sucede con las drogas.
Ciertos químicos (moléculas volátiles) que las plantas emiten, con aromas que las hojas pueden percibir, avisan a otras que deben prepararse para el ataque de insectos depredadores; y éstas, a su vez, cuando están enteradas, pueden producir toxinas que las vuelven más difíciles de digerir o más desagradables para los insectos.
Además, las plantas no solo se comunican entre ellas, sino con el reino funghi (los hongos y setas), muchas veces por medio de las raíces. Por eso puede decirse que se establece una especie de red de información por debajo de la tierra, que les sirve para conseguir agua y nutrientes.
Por otra parte, la afirmación de que las plantas tienen 20 sentidos, incluyendo los mismos que nosotros, no significa exactamente que puedan ver u oír el mundo al igual que nosotros.
Sin embargo, sabemos que sus células son sensibles a la luz (pueden moverse buscando el sol), que pueden percibir frecuencias sonoras (algunas incluso pueden dañarlas), percibir la presencia de sustancias en el aire, y además emitir y recibir información de otras 15 o más maneras que se escapan a nuestra comprensión. De acuerdo con Stefano Mancuso, las raíces producen sonido y son capaces de percibirlo.
Solemos creer que, como las plantas no tienen neuronas, no son capaces de pensar. Sin embargo, mientras que en el cuerpo humano solo las neuronas producen y transmiten señales eléctricas, en las plantas esto lo hacen la mayor parte de las células que tienen. Eso nos deja afirmar dos cosas: que las plantas pueden "sentir", incluso el dolor; y que "toda la planta es el cerebro".
Las plantas, incluso, cuidan a su familia. Según los científicos, se observan en ellas patrones de cuidado parental (de padres a hijos) similares a los de los animales más evolucionados. En un bosque denso, para que un ejemplar recién nacido adquiera cierta altura para poder hacer la fotosíntesis y ser autosuficiente deben pasar al menos diez o quince años, durante los cuales será alimentado y cuidado por su familia.
¿Imaginabas algo así?
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