Una cueva del País Vasco esconde numerosos grabados de animales del Magdaleniense
Se han detectado más de 70 figuras de animales, pero podrían ser más de
100, entre ellos caballos, bisontes, cabras, ciervos y uros
Numerosos paneles con decenas de animales grabados,
de unos 14.000 años de antigüedad, han sido descubiertos a unos 300 metros de profundidad en la
cueva de Atxurra, en el municipio de Berriatua, entre Bilbao y San Sebastián. Hasta la fecha se han detectado
catorce sectores decorados con más de setenta figuras de animales,
sobre todo caballos y bisontes, pero también cabras, ciervos y uros,
según informó la Diputación Foral de Bizkaia el pasado 24 de mayo. Las
representaciones, de entre 12.500 y 14.500 años de antigüedad,
corresponden al
Paleolítico Superior, concretamente a una fase avanzada del Magdaleniense. "Hablamos de un mínimo de setenta figuras, pero
posiblemente sean más de cien.
Sólo hemos estado cuatro veces en la cueva, está todo por hacer",
explica a este medio el arqueólogo Diego Garate, del Museo Arqueológico
de Bizkaia, quien dirige la investigación.
"Sólo hemos estado cuatro veces en la cueva, está todo por hacer", explica Diego Garate
La
cueva de Atxurra, ubicada a unos tres kilómetros de la costa vizcaína,
fue explorada en 1929 por José Miguel de Barandiarán y excavada entre
1934 y 1935. Sin embargo, la investigación no se desarrolló
completamente. Los paneles inéditos
fueron descubiertos a finales de septiembre de 2015
por el arqueólogo Diego Garate y el espeleólogo Iñaki Intxaurbe. "Las
zonas decoradas se encuentran a unos 300 metros de la entrada, tras un
desarrollo más o menos plano y rectilíneo, un par de tramos de gateras
en los que hay que arrastrarse y una galería alta pero estrecha",
describe Garate. ¿Entonces cómo se internaron los artistas del
Paleolítico sin luz natural ni eléctrica? "Forzosamente accedieron por
el mismo sitio porque la cavidad es muy estable. El estudio de la misma
aún no se ha desarrollado, pero
hemos observado restos de carbón en distintos puntos, quizá relacionados con la iluminación", añade el arqueólogo.
La
técnica casi exclusiva es el grabado en distintas variantes, a veces
combinado con pintura negra peor conservada. También se observan manchas
de frotado en color rojo, pero este color no aparece en las grafías
figurativas.
Destaca la representación de un bisonte apresado, con el mayor número de marcas de lanza que se ha observado en Europa, y unas cabras en visión frontal. Por otro lado,
se han hallado algunos suelos intactos con material arqueológico,
por ejemplo útiles de sílex, fragmentos de carbón y marcas de arcilla
en el suelo. La cueva ha sido frecuentada a lo largo de los años, como
lo demuestra un grafiti moderno ("J.M.N.") sobre uno de los caballos.
"Lleva abierta desde que se construyó una carretera en 1882. Desde
entonces muchísima gente ha entrado y la parte inferior por donde se
realiza el recorrido normal
está llena de grafitis modernos", aclara Garate.
La cavidad
no se abrirá al público
debido a la peligrosidad de su acceso y la fragilidad del conjunto de
arte parietal paleolítico, pero los investigadores están trabajando en
un proyecto de digitalización de la cueva en 3D.