La Comisión Europea reclama a España incrementar los porcentajes de reciclaje
Sistemas de recogida selectiva para la materia orgánica, sistemas de
retorno de envases o medidas de fiscalidad ambiental son las propuestas
de la CE. En una reciente publicación de la Comisión Europea en la que
se muestra un diagnóstico y recomendaciones sobre la gestión de los
residuos en el Estado Español, aparecen muchas de las solicitudes
históricas de Amigos de la Tierra.La CE ha realizado un estudio de diagnóstico y recomendaciones de mejora a 7 estados miembros que no están alineándose en su gestión de residuos con las demandas europeas. El diagnóstico concreto de España no es novedoso para Amigos de la Tierra; se separa y recicla poco y se vierte la gran mayoría de los residuos. Tan solo se recicla un 30%, se vierte un 60% y se incinera un 10%.
Amigos de la Tierra lleva años demandando la puesta en marcha de estas soluciones
La parte positiva y novedosa es que , las recomendaciones que realiza la Comisión al Estado Español para mejorar su gestión de residuos, coinciden en gran medida con las solicitudes que Amigos de la Tierra ha realizado desde hace décadas a nivel legislativo, de planificación y de ejecución tanto a nivel local, como autonómico y estatal.Algunas de estas medidas son la separación en origen de la fracción orgánica de los residuos para hacer un compost de calidad, la aplicación de tasas disuasorias y homogéneas de vertedero (Amigos de la Tierra incluye tasas de incineradora también), poner en marcha modelos de recogida Puerta a Puerta, tasas de residuos más justas social y ambientalmente como el Pago por Generación y la implantación de Sistemas de retorno para los envases de bebidas.
España, entre los países europeos que peor gestiona sus residuos
Con la puesta en marcha de todas estas medidas, el Estado Español podría dar una vuelta a sus porcentajes de reciclaje actuales, saliendo del listado de los países que peor gestionan sus residuos, que comparte con países como Chipre, Hungría o Portugal.Esta no es la primera vez que la Comisión Europea manifiesta que el camino a seguir debe ser incrementar la recogida selectiva de los residuos y el uso de las herramientas disponibles (Puerta a Puerta, fiscalidad ambiental, sistemas de depósito, etc.) En la reciente comunicación sobre valorización energética, la CE advertía de la sobrecapacidad de instalaciones incineradoras que existía en Europa, y animaba a los países que menos incineraban, como España, a poner sus esfuerzos en incrementar el reciclaje y no en invertir para incrementar este tipo de infraestructuras.
Desde Amigos de la Tierra solicitamos a las administraciones públicas que hagan caso a las evidencias e inicien con urgencia la puesta en marcha de estos cambios solicitados por la Comisión Europea y por la sociedad civil. Para alcanzar los porcentajes requeridos en 2020 no se puede perder ni un minuto más en aplicar sistemas de recogida de la fracción orgánica, avanzar hacia mejores modelos de recogida selectiva, establecer sistemas de retorno de envases y aplicar fiscalidad ambiental.










Agnes Pockels (1862 - 1935) fue una de las grandes
pioneras de la química, inventora del método cuantitativo para medir la
tensión superficial. Aunque apenas tuvo formación formal, porque en
aquella época las universidades alemanas no admitían mujeres, y cuando
comenzaron a hacerlo sus padres le prohibieron ir, Agnes pudo estudiar
con los libros de su hermano, y desarrolló un dispositivo que le
permitía medir la tensión superficial de monocapas de sustancias
hidrofóbicas, como aceites y grasas, y anfipáticas, es decir, que poseen
una parte soluble en agua y otra que rechaza el agua. Su descubrimiento
se publicó en la revista Nature, con el título de “tensión superficial”
y en ella establecía las bases de la investigación cuantitativa de las
películas superficiales, un nuevo campo cuyo reconocimiento llegó con la
concesión del premio Nobel en 1932 a Irving Langmuir, por el
perfecccionamiento del dispositivo de Pockles, pero se obvió la
invención original.
Nettie Stevens (1861-1912) descubrió que el sexo de un
ser vivo depende de un cromosoma concreto. Además de localizar y
describir los cromosomas sexuales y su comportamiento, Stevens supo
interpretar su función en relación con las leyes mendelianas de la
herencia, lo que fundamentó la teoría cromosómica de la determinación
del sexo. Publicó su trabajo en 1905, el mismo año en el que Edmundo B.
Wilson publicó un artículo de dos páginas en Science en la misma línea
de investigación, y en el que explica que sus descubrimientos
“concuerdan con las observaciones de Stevens”, lo que sugiere la
prioridad de la científica en el hallazgo. Sin embargo, y a pesar de que
en su época obtuvo reconocimiento por parte de sus contemporáneos,
incluido el propio Wilson, con el tiempo sólo éste fue apareciendo como
el descubridor.
Isabella Helen Lugski (1921). Si busca su nombre en las
redes, apenas encontrará entradas sobre esta precursora, más conocida
como Isabella Karle por el apellido de su marido, el químico Jerome
Karle. Según explica Las ‘mentiras' científicas sobre las mujeres “ella
desarrolló una serie de técnicas para determinar la estructura
tridimensional de moléculas por cristalografía de rayos X, pero el
premio Nobel de Química de 1985 se lo dieron a su esposo, y a su
colaborador Herbert A. Hauptman, “por sus sobresalientes logros en el
desarrollo de métodos directos para determinar las estructuras de los
cristales”.
Gerty Cori (1896-1957) se convirtió en la tercera mujer
en el mundo y primera en Estados Unidos en ganar un Premio Nobel en
Ciencias y la primera mujer a nivel mundial en ser galardonada con el
Premio Nobel de Fisiología o Medicina. Sin embargo, su relación con las
autoridades académicas y científicas fue un despropósito toda su vida.
Aunque colaboró con su marido, Carl Cori, desde su matrimonio en 1920,
algunas universidades le ofrecieron trabajo a Carl, pero se negaron a
contratarla a ella o le ofrecieron un sueldo insultante (en la
universidad de Washington, por ejemplo, le ofrecieron solamente un
puesto como investigadora asociada, con un sueldo que correspondía a la
décima parte de lo que ganaba Carl). Lo peor, con todo, vendría después:
en 1947 la Academia Sueca les concedió el premio Nobel de Medicina por
«su descubrimiento del proceso de la conversión catalítica del
glucógeno», compartido con el fisiólogo argentino Bernardo Houssay, el
dinero del premio, en vez de repartirse entre los tres premiados se
dividió en dos, una para Housay y otra para los Cori.
Rosalind Franklin (1920-1958) fue responsable de
importantes contribuciones a la comprensión de la estructura del ADN
(las imágenes por difracción de rayos X que revelaron la forma de doble
hélice de esta molécula son suyas), del ARN, de los virus, del carbón y
del grafito. Sin embargo, James D. Watson en su libro “La doble hélice”
oscureció la importancia de sus hallazgos causando tanta polémica que
tuvo que pedirle perdón y retractarse públicamente. En él, Watson
presentaba a Franklin casi como a una “becaria”, a pesar de que tenía el
mismo nivel profesional que los otros codescubridores, Francis Crick y
Maurice Wilkins, y de que ella fue la autora de la famosa foto que
Wilkins “tomó prestada”, y que dió la pista de cómo podría ser la
estructura del ADN. Su figura siempre estuvo oscurecida, pues
concedieron el Nobel a Crick, Watson y Wilkins cuendo ella ya había
muerto.
Lise Meitner (1878-1968). En 1938, Otto Hahn y Frtiz
Strassmann hicieron un experimento que consistía en lanzar neutrones
lentos sobre uranio. El resultado fue que conseguían bario, elemento
casi la mitad de ligero que el uranio. Lise Meitner, que había formado
parte de su equipo antes de tener exiliarse por ser judía, comprendió de
inmediato que significaba ese hallazgo, que le consultó el propio Hahn:
habían logrado la fisión nuclear. Tras una serie de cálculos que
comenzaron a garabatear la propia Meitner y su sobrino y colaborador
Otto Frisch, explicaron otra serie de detalles del fenómeno descubierto
por Hanh y Strassmann, antes de que se hubiera publicado el artículo de
estos. Sin embargo, el Nobel de Química de 1944 lo obtuvo sólo Hahn. Un
estudio publicado en 1997 por la revista Physics Today concluyó que la
omisión de Meitner fue “un raro ejemplo en el que opiniones personales
negativas aparentemente llevaron a la exclusión “de un científico que
merecía el premio”.



