Una mirada al ecofeminismo: La economía ha roto definitivamente con la naturaleza
La mujer moderna, se preocupa por el medio ambiente. El marco del debate económico, entre neoliberales y keynesianos, deja poco espacio para otras propuestas más a la izquierda. Por ejemplo, las que proceden del ecologismo radical, hoy más necesarias que nunca ya que, como afirma la antropóloga, y especialista en Ecología y Feminismo, Yayo Herrero, “la economía actual, vinculada a las finanzas y a las bolsas, se ha desligado totalmente del mundo físico, de la naturaleza”.
Ni siquiera, como explica Jorge Riechmann, los indicadores de los modelos económicos vigentes pueden distinguir “lo que nos acaricia de lo que nos aplasta”. ¿Cómo decrece el suelo fértil? ¿Hay que producir bombas u hortalizas? ¿Es el crecimiento económico lo que determina la vida? Yayo Herrero considera que el Producto Interior Bruto (PIB) no contabiliza cuestiones vitales, como el ciclo del agua o las tareas relacionadas con la crianza”. Al contrario, “contabiliza la destrucción –las guerras o las enfermedades como un factor generador de riqueza”. “Y es con estos indicadores con los que nos pretenden sacar de la crisis”.
Mujeres ecológicas extremas impactan por su valentía y coraje
La crítica ecofeminista del capitalismo considera éste como un iceberg. En la punta afloran las bolsas, los mercados y el suflé financiero. Por debajo, el expolio de recursos naturales, la extracción de plusvalías y la incautación de un volumen ingente de trabajo que, en las sociedades patriarcales, realizan las mujeres. De hecho, estos trabajos que realizan las mujeres son los que garantizan la reproducción social y la existencia de una vida digna.En la actual coyuntura de crisis hay un argumento inapelable: los límites físicos de la naturaleza y los de nuestros cuerpos, que por definición son vulnerables. Por debajo de la actual crisis financiera hay otra ecológica, “de la que no se habla”. Por ejemplo, vivimos en un mundo que “come petróleo”, afirma la antropóloga, sin tener en cuenta que se ha llegado a la extracción del 50% de las reservas mundiales, singularmente, del petróleo más fácil de extraer y con mayor capacidad energética. La cantidad de tecnología y las inversiones requeridas para obtener el combustible fósil hace que cada vez sea menos rentable.
Comemos petróleo, aunque no lo parezca
Las mismas limitaciones físicas del planeta afectan a la energía nuclear. Además de los habituales argumentos contrarios, centrados en la generación de residuos y los peligros en sí de esta energía, cabe agregar los límites de las reservas de uranio. Otro tanto sucede con el calentamiento global: Funcionamos con la mentalidad de que el planeta es un mecano sobre el que rigen leyes científicas, cuando no es así; cuenta con sus propias pautas y ritmos, que ahora estamos cambiando.La crisis ecológica también profundiza la brecha social entre el centro y la periferia del mundo. Mientras el norte se ha convertido en un gran centro consumidor de productos y generador de residuos, el sur pasa a ser una gran área de extracción de materias primas y el gran vertedero del planeta. Y este modelo, en ningún caso resulta exportable. No hay más que considerar los datos de la “huella ecológica”: Si todos los habitantes del mundo consumieran lo que un español medio, serían necesarios tres planetas como el actual; entre cinco y siete si se toma como patrón un norteamericano medio, y cuatro veces un ciudadano noruego.
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