martes, 19 de julio de 2016

ARQUEOLOGÍA

Una cueva del País Vasco esconde numerosos grabados de animales del Magdaleniense


Se han detectado más de 70 figuras de animales, pero podrían ser más de 100, entre ellos caballos, bisontes, cabras, ciervos y uros

Numerosos paneles con decenas de animales grabados, de unos 14.000 años de antigüedad, han sido descubiertos a unos 300 metros de profundidad en la cueva de Atxurra, en el municipio de Berriatua, entre Bilbao y San Sebastián. Hasta la fecha se han detectado catorce sectores decorados con más de setenta figuras de animales, sobre todo caballos y bisontes, pero también cabras, ciervos y uros, según informó la Diputación Foral de Bizkaia el pasado 24 de mayo. Las representaciones, de entre 12.500 y 14.500 años de antigüedad, corresponden al Paleolítico Superior, concretamente a una fase avanzada del Magdaleniense. "Hablamos de un mínimo de setenta figuras, pero posiblemente sean más de cien. Sólo hemos estado cuatro veces en la cueva, está todo por hacer", explica a este medio el arqueólogo Diego Garate, del Museo Arqueológico de Bizkaia, quien dirige la investigación.
"Sólo hemos estado cuatro veces en la cueva, está todo por hacer", explica Diego Garate
La cueva de Atxurra, ubicada a unos tres kilómetros de la costa vizcaína, fue explorada en 1929 por José Miguel de Barandiarán y excavada entre 1934 y 1935. Sin embargo, la investigación no se desarrolló completamente. Los paneles inéditos fueron descubiertos a finales de septiembre de 2015 por el arqueólogo Diego Garate y el espeleólogo Iñaki Intxaurbe. "Las zonas decoradas se encuentran a unos 300 metros de la entrada, tras un desarrollo más o menos plano y rectilíneo, un par de tramos de gateras en los que hay que arrastrarse y una galería alta pero estrecha", describe Garate. ¿Entonces cómo se internaron los artistas del Paleolítico sin luz natural ni eléctrica? "Forzosamente accedieron por el mismo sitio porque la cavidad es muy estable. El estudio de la misma aún no se ha desarrollado, pero hemos observado restos de carbón en distintos puntos, quizá relacionados con la iluminación", añade el arqueólogo.
La técnica casi exclusiva es el grabado en distintas variantes, a veces combinado con pintura negra peor conservada. También se observan manchas de frotado en color rojo, pero este color no aparece en las grafías figurativas. Destaca la representación de un bisonte apresado, con el mayor número de marcas de lanza que se ha observado en Europa, y unas cabras en visión frontal. Por otro lado, se han hallado algunos suelos intactos con material arqueológico, por ejemplo útiles de sílex, fragmentos de carbón y marcas de arcilla en el suelo. La cueva ha sido frecuentada a lo largo de los años, como lo demuestra un grafiti moderno ("J.M.N.") sobre uno de los caballos. "Lleva abierta desde que se construyó una carretera en 1882. Desde entonces muchísima gente ha entrado y la parte inferior por donde se realiza el recorrido normal está llena de grafitis modernos", aclara Garate.
La cavidad no se abrirá al público debido a la peligrosidad de su acceso y la fragilidad del conjunto de arte parietal paleolítico, pero los investigadores están trabajando en un proyecto de digitalización de la cueva en 3D.

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