El CETA permitirá a Canadá comercializar sus naranjas, sea cual sea su procedencia, con la marca Valencia Orange
La resistencia valona reivindicaba la protección de productos agrícolas, el reconocimiento de denominaciones de origen y la independencia del mundo de los negocios del tribunal de arbitraje que resolverá los litigios entre los estados y las empresas.
A falta de estudiar el perjuicio en términos económicos que pueda suponer para la citricultura valenciana la utilización de la denominación Valencia Orange por parte de firmas canadienses, cuesta creer que los esfuerzos del sector por «impulsar el reconocimiento como marca de los cítricos valencianos» lleguen a buen puerto si Canadá puede vender sus naranjas con idéntica denominación a la empleada en Europa por los citricultores valencianos que forman parte de la IGP Cítricos Valencianos. Y todo ello, aparentemente, sin que ningún responsable público español haya alzado la voz contra este acuerdo.
El CETA aún puede ser tumbado si no lo ratifican los 28 parlamentos nacionales
Además de los recursos ante el Tribunal Constitucional de Alemania, puede haber más impedimentos al CETA. Tiene que ser ratificado por los 28 parlamentos nacionales de la UE y algunos regionales para que entre plenamente en vigor. Visto el caso de Holanda con el acuerdo de la UE y Ucrania, no todo está cerrado.
El 5 de diciembre tendrá lugar la votación del comité de comercio del Parlamento Europeo. Además, en la segunda semana de diciembre o la tercera semana de enero habrá una votación en la Eurocámara. Si el pleno da su visto bueno, gran parte del CETA entrará provisionalmente en vigor. Sólo quedarían fuera las partes en las que la UE no tiene competencia plena, como regulación de las disputas entre Estados y empresas.
Las Provincias/EFE/El Periódico
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