jueves, 25 de febrero de 2016

SUSTENTABILIDAD

Wallala: la comunidad argentina donde las familias trabajan la tierra y construyen sus propias casas

Wallala: la comunidad argentina donde las familias trabajan la tierra y construyen sus propias casas


En Capilla del Monte, Córdoba, Argentina, cuatro familias viven en conexión con la naturaleza, y otras once, aunque aun no se asentaron, viajan desde otros sitios del país para ir construyendo de a poco sus propios hogares, con el deseo de vivir de una manera diferente.

El lugar fue nombrado “Wallala”, en referencia a un paraíso de la mitología nórdica al cual se llegaba trepando el arco iris; porque para sus habitantes algo así sucede en este terreno, en el cual se conjugan historias que intentan alejarse lo más posible de las lógicas tradicionales del consumo y el mercado.
Capilla del Monte, Córdoba, Argentina
Capilla del Monte, Córdoba, Argentina
Lejos de lo que muchos podrían imaginar, la mayor parte de sus protagonistas se han desarrollado profesionalmente en distintas disciplinas, pero encontraron que esa forma de vida no era lo que realmente querían para ser felices.

Ése fue el caso de Juan Bilezker (52), el ingeniero civil que decidió comenzar con este sueño y comprar 51 hectáreas a cuatro kilómetros del cerro Uritorco para arriesgarse a comenzar a recorrer un camino diferente y sumar a otros a hacer lo mismo. De esas hectáreas, 38 fueron destinadas a un loteo, y las 13 restantes decidió destinarlas a formar esta comunidad autosustentable. Hoy su vida ha cambiado completamente, y vive en una pequeña casa rodante desde donde puede observar el cerro con una posición privilegiada.
Algunas de las construcciones realizadas en Wallala utilizan patrones clásicos y materiales como madera, adobe o piedra del propio monte. Otras cumplen estrictamente con los criterios de permacultura, minimizando el impacto negativo sobre el medio ambiente al estar construidas con adobe y obtener el suministro energético a partir de fuentes renovables, como paneles solares.

La comunidad cuenta además con huerta, laguna, molino eólico y placas solares. El acceso al agua en esa región es una cuestión difícil, por eso el ingeniero levantó un molino en el punto más alto del cerro y colocó una cañería que bombea el agua desde abajo, para facilitar el acceso.
El objetivo de esta comunidad es formar una “ecoaldea” con una visión común, donde cada miembro se sienta implicado y participe activamente para lograr la máxima autosuficiencia que les permita vivir de una manera gratificante en el plano social, espiritual y sostenible económicamente.

“Acá se respira paz, hay tiempo, mucha naturaleza y poca información de los medios. El silencio es corriente y los estados internos se viven con mucha frecuencia. Es difícil no estar presente y en gratitud”, explica Juan y nos motiva a lanzarnos a cumplir nuestro sueño de vivir una vida diferente en armonía con la naturaleza.

Esta no es la única comunidad que vive de un modo diferente en la provincia de Córdoba: puedes conocer también a este grupo de amigos que dejó todo para vivir en conexión con la naturaleza, en la ecoaldea de Umepay.

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