sábado, 21 de agosto de 2010

Preocupantes resultados de los institutos de Ciempozuelos

En la página 25 del numero 80 de la revista Zig-Zag, correspondiente a los meses de julio y agosto de 2010, se valoran los resultados del curso escolar 2009-2010 de los dos institutos de Ciempozuelos como “discretos”, algo con lo que no estoy de acuerdo en absoluto.

A falta de estadísticas más detalladas, ya que la página web de la Inspección de la DATSur lleva sin actualizarse desde el 15 de febrero de 2010 y la página de estadísticas de la Inspección Sur muestra desde hace días curioso texto: “Por realización de trabajos de mejora y mantenimiento el servicio no está disponible entre las 15:00 y las 24:00 Horas del día de hoy. Perdonen las molestias.”, me he tenido que conformar con los reducidos datos que nos proporciona la revista Zig-Zag, aunque espero que sean suficientes para ilustrar mi argumento. Los datos son los siguientes:


IES FRANCISCO UMBRAL

MATRICULADOS EN 2º: 52 ALUMNOS

APROBADOS: 46,1% (24 ALUMNOS)

SUSPENDIDOS: 53,9% (28 ALUMNOS)


IES JUAN CARLOS I


MATRICULADOS EN 2º: 27 ALUMNOS


APROBADOS: 55,5% (15 ALUMNOS)

SUSPENDIDOS: 44,5% (12 ALUMNOS)

La verdad es que desconozco los criterios que ha usado la revista Zig-Zag para considerar estos resultados como “discretos”, pero puede que considere que los mínimos deseables son un 50% de aprobados y una distribución de densidad en forma de campana de Gauss centrada en una nota media de 5,00 y una desviación típica de 1. Pero esto no es correcto ya que como veremos seguidamente, ese caso se correspondería hipotéticamente a situación poco recomendable en la que los profesores no tienen influencia alguna, ni positiva, ni negativa, en el rendimiento de los alumnos. Pero este error es bastante común al considerar una distribución "normal" como sinónimo de "natural" o "acostumbrado", cuando en algunos, como el que nos ocupa, no lo es ni debe serlo.

Es cierto que muchas variables aleatorias de la naturaleza muestran distribuciones de densidad en forma de campana de Gauss. Por ejemplo, el cociente intelectual de las personas, cuya media es 100, o la altura de la población en España, cuya media es 1,75 m. Pero aunque también se pudiera distribuir en forma de una campana de Gauss, no esperaríamos la misma media y ni la misma desviación típica "normales", que son los parámetros que caracterizan a la campana de Gauss, cuando hablamos de la distribución de alturas de un equipo de baloncesto, o del índice de masa muscular del equipo olímpico de natación.

Tal como narra Neal Stephenson en su magnífica novela “Critptonomicón”, los aliados conocían perfectamente los códigos secretos de los alemanes y los japoneses y con ello, podían descifrar sus mensajes secretos con toda facilidad. Pronto se dieron cuenta que lo debían mantener ese hecho en secreto costase lo que costase, y para ello, hicieron enormes esfuerzos para que sus acciones se pudieran correlacionar con la máxima exactitud con curvas de Gauss “normales”. Es decir, intentaban que todo lo que ocurría en el campo de batalla pareciera fruto del azar y que nada tenía que ver con el hecho de que los aliados podían leer los mensajes secretos del enemigo. Tal era la obsesión por que sus curvas de Gauss fueran “normalmente” perfectas y no denotasen la intervención del hombre, que hasta disponían de una unidad de operaciones especiales que se encargaba de generar entropía y ruido en el campo de batalla, simulando "errores" evidentes y la presencia espías en donde nunca los había habido, y todo ello, con la finalidad de "corregir" media y la desviación típica de las curvas obtenidas en la realidad, para recrear curvas más "normales" o "neutras".

Es evidente que lo que se espera de un centro educativo es bien distinto a lo que pretendían los aliados en la Segunda Guerra Mundial. Realmente, se desea que se note la mano y el buen hacer del profesorado, en el rendimiento de los alumnos y como es lógico, en sus notas. En un Instituto lo deseable es alejarse el máximo posible de la campana de Gauss "normal" o "neutra", que relacionamos de forma instintiva y equivocadamente, con la distribución "normal" del cociente intelectual de los alumnos, o con la de las aptitudes "normales" de los alumnos para los estudios. Curva "normal", en la que suspendería y aprobaría el 50% de los alumnos y en la que aproximadamente el 68,2% obtendrían notas entre 4,0 y 6,0.

La influencia positiva del profesorado, unida a la adecuada motivación y atención del alumnado por parte de los responsables educativos de la Comunidad de Madrid, debería ser capaz de desplazar y sin mucho esfuerzo por cierto, la media de las notas por encima del 5,0 de la distribución "normal", reduciendo el número de suspensos por debajo del 50% y permitiendo algo más importante desde el punto de vista social y humano, y es que aprobasen los alumnos con cocientes intelectuales, o con aptitudes personales para los estudios inferiores a la media, haciendo realidad todos y cada uno de los principios y los fines de la actual Ley Orgánica de Educación. ¿Pero ha sido este el caso en los dos institutos de Ciempozuelos? ¿Le ha importado a alguien este hecho?.

Ahora nos podemos preguntar, ¿Cuánto debería desplazarse la curva de Gauss a la derecha, para que podamos considerar como "naturales" los resultados obtenidos por los alumnos de un instituto?. Podemos decir que curva de Gauss es muy “agradecida” a los esfuerzos positivos, ya que concentra las mayores densidades en la zona central de la misma (en torno a la nota media). Teniendo en cuenta que a una distancia de una desviación típica por encima y por debajo de la nota media, se acumulan el 68,2% de los alumnos en la curva "normal", es fácil comprender, que hasta un pequeño desplazamiento de las notas a la derecha de la gráfica, tendría un efecto muy positivo en las notas globales de los alumnos y con ello, en el número de alumnos que aprueban. Teniendo en cuenta estos factores, podemos considerar que el rendimiento de los alumnos y del profesorado lo podríamos considerar como "natural", si aprobasen entre entre el 68% y el 80% de los alumnos matriculados, algo muy lejano del 46,1% y del 55,5% casi "normales" del presente año.

Por lo tanto, lejos de ser unos resultados "discretos", considero que se trata de unos resultados alarmantes, muy lejanos a los que deberían ser "naturales" y que suponen un riesgo de fracaso escolar inaceptable para nuestros hijos. Situación que necesita de análisis, evaluación y de una actuación inmediata por parte de las autoridades educativas de la Comunidad de Madrid. Hay que señalar además, que es especialmente grave el caso del IES Francisco Umbral, que con una significativa muestra de 52 alumnos matriculados, arroja un inaceptable 53,9% de alumnos suspensos el presente año. Ahora toca preguntamos, ¿Qué medidas piensa tomar la Consejería de Educación para solucionar este problema y para evitar que se siga repitiendo este desastre educativo año tras año?. Por cierto, por si alguien no lo tiene claro, estamos hablando de mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje en estos centros, no sugerimos reducir las exigencias educativas para que aprueben más alumnos.

"Copyleft 2010 Fernando Acero Martín. Verbatim copying, translation and distribution of this entire article is permitted in any digital medium, provided this notice is preserved."