jueves, 10 de noviembre de 2016

INDUSTRIA, ECOLOGÍA Y SALUD

La estrategia de Coca-Cola ni es verde ni saludable

Está claro que como para cualquier otra empresa privada, la prioridad de Coca-Cola es ganar dinero. Su negocio también está claro: vender refrescos que, normalmente, llegan hasta el consumidor en un envase de usar y tirar. Es una actividad con un alto impacto en el medio ambiente y en la salud de las personas. Tanto que la Organización Mundial de la Salud recomienda aplicar medidas  para reducir el consumo de bebidas azucaradas y sus consecuencias para la salud.
De acuerdo con el informe, titulado “Fiscal policies for Diet and Prevention of Noncommunicable Diseases (NCDs)”, las políticas fiscales que conducen a un aumento de al menos el 20% del precio de venta al público de las bebidas azucaradas podrían redundar en una reducción proporcional del consumo de estos productos.
¿Reducir su negocio en un 20%? Parece que la empresa de refrescos no está dispuesta a que esto ocurra. O eso se deduce de los correos que se han filtrado en relación a su estrategia global para evitar los impuestos a sus productos. Gracias a estas filtraciones sabemos cuales son las prioridades políticas de la compañía, plasmadas en un gráfico de uso interno:
cokeleak
En función del impacto en el negocio y la posibilidad de materializarse el gráfico refleja distintas cuestiones relativas a aspectos como salud y consumidores, medio ambiente, impuestos, mercado y competencia, responsabilidad corporativa y otros.
Y agrupa todas ellas en tres categorías:
Combatir, donde encontramos cuestiones a punto de materializarse y con alto impacto para el negocio, entre otras:
  • Nuevos impuestos o aumentos de los mismos.
  • Esquemas de responsabilidad ampliada del productor.
  • Aumento en los objetivos de recogida o reciclaje.
  • Sistemas de depósito.
Prepararse, cuestiones con alto impacto en el negocio pero con menor probabilidad de ponerse en marcha pronto, destacando:
  • Restricciones al uso de envases de plástico.
  • Restricciones a la publicidad de bebidas azucaradas.
  • Esquemas de etiquetado con perfiles nutricionales diferenciados.
  • Prohibición de publicidad a niños menores de 12 años.
  • Restricciones al agua embotellada.
  • Restricciones, prohibición o etiquetado obligatorio de Bisfenol-A (BPA.
  • IVA relacionado con la salud.
  • Etiquetado para productos no saludables.
  • Restricciones a la cafeína.
Observar, entre otras:
  • Reciclabilidad obligatoria.
  • Criterios obligatorios de compra pública verde.
  • Criterios de salud en la compra pública.
  • Objetivos obligatorios de reducción de emisiones de CO2.
  • Etiquetado ambiental obligatorio y etiquetado ecológico en alimentos.
  • Medidas de eficiencia energética y en el uso de agua.
  • Normativas sobre el tamaño de los envases y las raciones de comida.
La cuestión no es que la compañía tenga claras las amenazas a su modelo de negocio, la cuestión es que, a pesar de su imagen y su empeño en mostrarse como una empresa socialmente responsable, lucha con todas sus fuerzas contra la legislación que se desarrolla para mejorar la salud de las personas y el medio ambiente.
Su agenda política incluye combatir medidas que pretenden proteger a los niños contra la publicidad de refrescos o alimentos poco saludables, el etiquetado nutricional, los avisos sobre compuestos peligrosos para la salud en los envases, las restricciones en el uso de plásticos, los impuestos propuestos por la Organización Mundial de la Saludo para evitar la obesidad y la diabetes, o medidas sobre recogida y reciclaje de residuos de envases.
Quizá después de leer todo esto te siga apeteciendo un refresco de cola. Pues para un momento y piensa en qué te vas a gastar tu dinero. ¿Se lo vas a dar a una empresa que lo está invirtiendo en luchar contra tu salud, la de tus hijos y la del planeta que habitas?