miércoles, 19 de octubre de 2016

CIENCIA , TECNOLOGÍA Y MUJERES

Día de Ada Lovelace: mujeres en ciencia y tecnología

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Medialab-Prado se suma a esta celebración internacional

En 2009, cansada de oír hablar una y otra vez sobre la ausencia de mujeres en el ámbito de la tecnología, la especialista en tecnología y redes sociales, Suw Charman Anderson decidió tomar cartas en el asunto. No se trataba de una ausencia sino de invisibilización y olvido en las historias oficiales. Para poner esta cuestión en evidencia, la británica organizó el Día de Ada Lovelace, dedicado a celebrar y visibilizar la labor de las mujeres en ciencia y tecnología. Charman Anderson no escogió la figura de Lovelace al azar: se trataba de la primera programadora de la historia. Desde entonces, esa modesta celebración ha ido creciendo, hasta convertirse en un evento anual al que se han adherido numerosas organizaciones en varios países.
  Este año la celebración del Día de Ada Lovelace ha llegado a Madrid de la mano de Medialab-Prado, que organizó el martes 11 de octubre una jornada de presentación. Tras un panorama sobre mujeres destacadas en tecnología, a cargo de Marta Verde, se realizó una mesa redonda en la que participaron las profesoras Asunción Bernárdez, de la Universidad Complutense, y Eva Méndez, de la Universidad Carlos III, la programadora Marga Padilla y la periodista Yolanda Quintana. El Día de Ada finalizó con una sesión de LiveCoding a cargo de Elvira Fuente.
  La primera programadora de la historia            
Hija del poeta Lord Byron, la joven Ada recibió lecciones de matemáticas y ciencia en un intento, por parte de su madre, de erradicar la herencia de locura poética que llevaba en los genes. A pesar de que en siglo XIX no era frecuente que las mujeres estudiasen ciencia, Ada tuvo la suerte de contar con grandes maestros, como el matemático Augustus De Morgan o la astrónoma escocesa Mary Somerville. Fue precisamente Sommerville quien le presentó al matemático Charles Babbage, con quien trabó una gran amistad y una fructífera colaboración.
             
Lovelace estaba fascinada por uno de los inventos de Babbage, la máquina analítica, una máquina de computación mecánica en la que ella vio posibilidades inéditas. Donde Babbage veía una forma de computar (es decir, hacer cálculos de forma mecánica) logaritmos y tablas de trigonometría sin fallos, la clarividente condesa vio una máquina capaz de componer música y gráficos, si se le daban los algoritmos adecuados. Sin saberlo, Lovelace estaba anticipando muchas de las tareas que hoy en día hacen los ordenadores modernos.

Cuando Babbage le pidió a Lovelace que tradujera un trabajo del matemático italiano Luigi Menabrea, ella añadió sus propias notas a la traducción, triplicando la longitud del documento. En una de estas notas escribió un algoritmo que se considera el programa informático más elaborado y completo de la época, y el primero en ser publicado, lo que la convierte en la primera persona programadora de la historia