Es
muy fácil equivocarnos y emplear una locución latina con un significado
muy diferente al que tiene de verdad. Esta pequeña guía nos enseña
muchas cosas sobre el idioma del que nace el castellano
Aprende a manejar estas expresiones y queda como un rey o, mejor dicho, un emperador.
Nuestro idioma está plagado de palabras que proceden de otros idiomas, y cada vez es más frecuente que términos ingleses
afloren en nuestras conversaciones diarias. Pero, como buena lengua
romance que es el español, la mayor parte de las palabras que utilizamos
han sido adaptadas del latín. Sin embargo, hay muchas
expresiones que no han sufrido ningún cambio y que seguimos utilizando
tal y como se emplearon hace siglos: son los latinismos crudos, que no se adecuan a la ortografía española.
Debido
a que muchos de ellos se utilizan frecuentemente en los medios de
comunicación o en conversaciones informales, por aquello de darse un
poco de lustre cultural, no es tan raro que los empleemos de forma
completamente equivocada. El libro Hic et nunc (Gedisa) de Toni Battlori, Pere Led y Josep Manuel Udina
es una buena guía para adentrarnos en tan procelosas aguas. A
continuación recogemos algunos de los términos más habituales para
aclarar dudas e intentar evitar esos errores fatales. Aunque, claro, ya
se sabe: quod natura non dat, Salmantica non praestat.
Alma máter
Literalmente,
“madre nutricia”, aunque se utiliza para referirse de forma metafórica a
una universidad y por ello, es un término de género femenino. Suele
llevarnos a la confusión, ya que pensamos que equivale al alma
castellana, que en realidad proviene del latín “anima”. Es una palabra
que se emplea con mucha frecuencia en el inglés. Annus horribilis
Pocas
personas son tan mal pensadas como para traducir esta expresión por
“ano horrible”, aunque nosotros lo hayamos hecho. Curiosamente, es una
expresión más moderna que “annus mirabilis”, su antónimo. El diccionario
de Oxford atribuye el origen de esta última expresión a un poema de John Dryden
sobre el terrible año 1666, en el que dicho milagro era haber
sobrevivido a todas las calamidades que se produjeron; este también
reconoce que la primera vez que tiene constancia de “annus horribilis”
es en 1992, cuando la Reina Isabel II lo utilizó para describir el 40 aniversario de su coronación. Coitus interruptus
La
popular “marcha atrás”, sólo que con un nombre más fino que funcionaba
como un eufemismo. Curiosamente, suele utilizarse muchas veces para
denotar frustración o interrupción, cuando en realidad se refiere al
método anticonceptivo que consiste en eyacular fuera de la vagina. Cunnilingus
Lo
sentimos, pero es pura casualidad que aparezcan juntos en esta lista
dos términos tan sexuales. Esta palabra proviene de juntar el latín
“cunnus” (“vulva”, por no decir otra cosa) y “lingo, lingere” (“lamer”) y
consiste en… Bueno, ya sabemos en qué consiste, ¿verdad? ¿Hace falta
volver a explicarlo? Exabrupto
En latín, la
locución “ex abrupto” se escribía separada y, literalmente significa
algo así como “desde la interrupción violenta”. Ha evolucionado al
sustantivo “exabrupto”, es decir, “salida de tono, como dicho o ademán
inconveniente e inesperado, manifestado con viveza”. No obstante, sigue
pudiéndose utilizar la expresión “ex abrupto” como un adverbio; es lo
que ocurre en una frase como “comenzó a insultarme ex abrupto”. 'Habeas corpus' es una expresión prácticamente intraducible Ex aequo
Una
locución latina que significa “por igual” (del latín “aequus, -a, -um”,
“igual”) y que se emplea en las clasificaciones cuando varios
participantes ocupan el mismo puesto. Nada de “ex-aequo” ni “exaequo”:
se ha de escribir separado y sin guion. Muy semejante es la expresión
“ex aequo et bono” que se utiliza en el ámbito judicial y que se traduce
como “de acuerdo con lo correcto y lo bueno”, en referencia a la
cualidad de los tribunales de tomar la decisión más equitativa. Habeas corpus
Una
expresión prácticamente intraducible que se utilizaba para referirse a
la defensa de los derechos básicos del detenido. ¿De dónde proviene? De
la expresión “habeas corpus ad subjiciendum”, algo así como “que tengas
tu cuerpo presente para ser expuesto”. Tiene lógica: uno de los
principios que se protegen es que el inculpado sea llevado físicamente
ante el juez para poder ser escuchado y conocer la acusación. Ictus
El
infarto cerebral toma su nombre del latín para “golpe” o “ataque”. Pero
no es la única aplicación que tiene dicha palabra en castellano: el
ictus es también el acento de intensidad en un verso o en una frase
melódica musical. Motu proprio
Ni “motu
propio”, ni “de motu proprio” ni “de motu propio” (aunque en latín sí
son válidos “e motu proprio” y “e proprio motu”): la versión correcta es
“motu proprio”, con su “r” correspondiente. Significa
“espontáneamente”, aunque también hace referencia al documento de la
iglesia católica que emana directamente del papa y promulga una ley
particular.
Mari Puri no... ¡Morituri!
Oremus
Sí,
es ese mismo “oremos” que se suele escuchar en misa, sólo que en latín.
La palabra ha terminado utilizándose casi exclusivamente en la
expresión “perder el oremus”, que quiere decir “perder el control” o
“desorientarse”. Aunque no se sabe con exactitud por qué se produjo tal
transformación, puede deberse a que este “oremus” era pronunciado
repetidamente para introducir la lectura de la Biblia, así que perder el
oremus era algo parecido a perder el hilo de lo que se estaba contando. Plus ultra
El lema de España impuesto por Carlos I de España
como lema personal es una redundancia, ya que significaría algo así
como “más de más allá”. ¿A qué se debe dicha confusión? Los autores de Hic et Nunc
sugieren que puede deberse a una negación del giro “non plus ultra”,
que se utilizaba para recordar que más allá del Estrecho de Gibraltar no
había nada. Quisque
Aunque “todo quisque” a
nuestro oído suene a macarrismo propio de los años setenta, la realidad
es que se trata de una locución latina que significa “cada uno”. Por
eso, expresiones como “cada quisque” o “todo quisque” resultarían
redundantes. Muy pocas de esas personas que
se pasan los fines de semana entre chorrito y chorrito conocen el
verdadero origen de la palabra 'spa' Rara avis
Pocas
personas dudan que esta locución signifique “ave rara” y sirva para
designar a alguien único en su especie. El problema surge cuando tenemos
que ponerle delante un artículo: ¿es femenino o masculino? Según la
RAE, se utiliza con más frecuencia en femenino, ya que las aves lo son,
aunque se admite su empleo en masculino. Spa
Muy
pocas de esas personas que se pasan los fines de semana entre chorrito y
chorrito conocen el verdadero origen de esta expresión, conformada por
las siglas de “sanitas per acquam” (“salud por el agua”). ¿Y “jacuzzi”?
Nada que ver: debe su nombre a los hermanos Jacuzzi, empresarios
italianos que desarrollaron dicho equipo terapéutico a comienzos del
pasado siglo. Vademécum
Según la RAE, un
“libro de poco volumen y fácil manejo para la consulta inmediata de
nociones o informaciones fundamentales”. Hasta ahí, poco misterio. Quizá
lo más interesante de este término es que proviene de la locución “vade
mecum”, es decir, “ven conmigo”, que es el antónimo de “vade retro”
(con o sin Satanás), es decir, “aléjate de mí”.