sábado, 15 de julio de 2017

MEDIO AMBIENTE

El CSIC ve «riesgo sísmico» en el gasoducto y el almacén de gas en Doñana

Máquinas en el entorno de Doñana en septiembre de 2016 para hacer la obra de Gas Natural. WWF
Recuerda los terremotos causados por la plataforma Castor y propone paralizar la obra de Gas Natural hasta que se evalúe de forma exhaustiva
Un informe del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) alerta del «riesgo sísmico» que entraña el almacén de gas y gasoducto que la empresa Gas Natural está construyendo en el subsuelo Doñana. Pese al peligro «suficiente» que representa, este factor no se ha evaluado en ninguna de las declaraciones de impacto ambiental que dan luz verde al proyecto, avisa el CSIC. Al no valorarse el riesgo sísmico, tampoco se ha analizado la posible contaminación del acuífero del espacio protegido que podrían causar los terremotos.
El Defensor del Pueblo andaluz, Jesús Maeztu, solicitó este estudio al CSIC en el marco de la queja de oficio que abrió sobre el gasoducto de Gas Natural. Tan demoledoras han sido las conclusiones que Maeztu acaba de trasladar el asunto a la Defensora del Pueblo nacional, Soledad Becerril, para que proponga al Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital que «valore la conveniencia de suspender la ejecución del mismo, de acuerdo con el principio de precaución».
Antes de analizar al detalle el proyecto del almacén de gas en Doñana, los investigadores del CSIC recuerdan lo ocurrido con el almacén de gas en la costa de Vinaròs, en Castellón. «Los hechos acaecidos con la puesta en marcha de la inyección de gas en la plataforma Castor demuestran que el proceso de inyección de gas puede provocar movimientos sísmicos y que su valoración debería haberse incluido en la declaración de impacto ambiental».
Para solicitar las correspondientes autorizaciones y hacer la obra, Gas Natural ha dividido el proyecto en cuatro tramos: Marismas Oriental, Saladillo, Aznalcázar y Marismas Occidental. Los cuatro cuentan con declaración de impacto ambiental favorable del Gobierno y el tramo de Marismas Occidental, con la autorización ambiental unificada de la Junta de Andalucía. Pero no existe una valoración del conjunto.
«Debido a que los cuatro proyectos presentados actúan sobre el mismo acuífero y el mismo sistema de placas y fallas, consideramos que el riesgo sísmico que representa este proyecto es suficiente para, aplicando el principio de precaución, detener su aprobación y ejecución hasta que el proyecto conjunto (incluyendo los cuatro subproyectos en que se subdividió) sea valorado adecuadamente por un equipo científico independiente y multidisciplinar», proponen los investigadores del CSIC, que recuerdan que así se ha hecho cuando afecta a la conservación de Doñana. Como ejemplo, citan las actuaciones tras el vertido toxico de Aznalcóllar o el estudio realizado sobre los impactos del dragado del Guadalquivir.
Para el CSIC, que la declaración de impacto ambiental no incluya los riesgos sísmicos que la inyección de gas podría implicar «indica que la valoración del riesgo de contaminación del acuífero se ha realizado ignorando el efecto de dicho riesgo sísmico; esto es, asumiendo unas condiciones de estabilidad geológica que podrían haber llevado a infravalorar el riesgo de contaminación del acuífero».

Omisión preocupante

«Esta omisión es muy preocupante, pues sugiere que los riesgos no se han estudiado en profundidad», remarca el estudio.
Aunque la declaración de impacto ambiental del proyecto de Gas Natural no valora el riesgo sísmico, sí hay un investigador del CSIC, Miguel de las Doblas Lavigne, que lo ha analizado. «Las zonas costeras españolas y portuguesas del Golfo de Cádiz presentan una neotectónica activa con abundantes evidencias de terremotos y tsunamis recurrentes», por lo que el proyecto de Doñana debería incluir un «minucioso estudio geofísico/tectónico que evalúe el riesgo sísmico, debido a las plataformas de extracción/inyeccción de gas natural», como recuerda el informe elaborado por el CSIC a petición del Defensor del Pueblo andaluz.
El documento también analiza con detalle la situación de las aguas en el espacio natural y concluye que «la información existente indica que las lagunas de Doñana están sufriendo un paulatino proceso de desecación y que en el entorno de Doñana se producen unos usos insostenibles de las aguas subterráneas que deberían ser regulados».
Precisamente el último informe de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) ha hecho que se enciendan todas las alarmas. El documento detalla la precaria situación de los recursos hídricos que dan vida al espacio natural protegido y concluye que el «actual grado y modo de explotación de los recursos subterráneos en el acuífero, de mantenerse, comprometería su buen estado y el de los ecosistemas terrestres que de él dependen».

EL MUNDO